DAVID DE BERNINI
Representa al futuro rey David, uno de los personajes del
Antiguo Testamento, en la escena en que derrota al gigante Goliat lanzando una
piedra con una honda.
A pesar de la temática cristiana, esta estatua, entre otras
de temas similares, sirve para rescatar el tema clásico de los jóvenes atletas
griegos, los kuroí.
En comparación con otras versiones pasadas del tema, como la
famosa estatua el David de Miguel Ángel, se muestran cualidades paradigmáticas
de la escultura del Barroco. Sobre la placidez clásica y renacentista, Bernini
introduce emoción y dinamismo.
Al contrario que en obras más tempranas del artista, esta
obra no presenta el mismo énfasis vertical. El cuerpo de la figura se muestra
en el instante en que se dispone a tirar la piedra, los dos pies apoyados, el
cuerpo medio girado. La figura está en tensión, el movimiento y la potencia
están implícitos. La cara muestra concentración, con el ceño fruncido e incluso
mordiéndose el labio inferior. Este David no es el guerrero perfecto e
idealizado, sino uno muy humano esforzándose para lograr sus metas. Tras la
figura, yacen varias armas descartadas, recordándonos que esta no es una
batalla ganada a través de un armamento superior, sino de un esfuerzo físico.
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