La incredulidad de
Santo Tomas es un cuadro pintado por Caravaggio en 1602. Fue pintado para los
Giuliani. El cuadro muestra a Cristo resucitado ante sus discípulos, pero Tomás
se niega a creer, por lo que Jesús le ofrece que toque sus heridas. El
naturalismo típico de Caravaggio se hace presente aquí, al mostrar al santo
como un incrédulo. Las luces, además, contribuyen a enfocar más la figura y a
dotarla de realismo.
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